Resulta que hace un par de días nos pusimos mi hijo y yo a ver que había en Prime Video que nos hiciera tilín, y en estas que nos topamos con SISU, película a la que ambos le teníamos ganas, así que la elección fue sencilla y ya os digo que acertamos de lleno.
SISU es una macarrada divertidísima, excesiva en todos los aspectos y que justamente eso es lo que la hace tan disfrutable.

Sangrienta, brutal, ultraviolenta, cargada de escenas que coquetean abiertamente con el gore y extremadamente divertida, con algunas secuencias que son para enmarcar y que hacen que te pongas a aplaudir entusiasmado, con una sonrisa de oreja a oreja.
Viendo la peli, tenía la sensación de que el protagonista me sonaba y bicheando por la red, me encuentro en que estaba en lo cierto: Jorma Tommila aparecía en Rare Exports, esa otra desquiciada maravilla, que justamente dirigió también Jalmari Helander, el director de SISU. Como veis, este par de sujetos la lían pardísima cada vez que se juntan.
SISU es una suerte de western que transcurre a finales de la Segunda Guerra Mundial, en Finlandia. El protagonista, un ermitaño mugroso que vive aislado del mundo y con un oscuro pasado que se nos desvelará a su debido tiempo, es un buscador de oro, que tras cavar y cavar, al fin halla el preciado metal. Tras cargar sus alforjas y dirigirse a vender el fruto de su trabajo, se topa con un pelotón del ejército alemán en retirada ante la inminente derrota, quienes van aplicando la política de tierra quemada trás de sí, arrasando con todo lo que encuentran a su paso. El encuentro acabará mal, con un primer enfrentamiento en que los nazis roban el oro. A partir de ese momento, nuestro minero se convertirá en una máquina de matar, en un sabueso enloquecido cuyo único objetivo en la vida será recuperar lo que es suyo.
Y lo hace de una manera tan salvaje, despiadada y feroz, armado tan solo con su cuchillo y un pico de minero, que nos daremos cuenta de que ni siquiera necesitaría de ellos, ya que se basta y se sobra con su capacidad de improvisación y sobre todo, de una fuerza de voluntad y un empecinamiento sobrehumanos, que es justo lo que da título a la película.
Ríanse ustedes de John Wick y sus trajes elegantes. Aquí, nuestro mata nazis, un viejo roñoso cubierto de polvo, sangre y fango, con pinta de mendigo y callos en las manos, le daría miedo a la propia Baba Yaga.
En serio, si tenéis oportunidad, no dudéis. Os lo vais a pasar como enanos. Una cafrada en mayúsculas, que os hará reír y disfrutar como gorrino en charca, mientras termináis empapados de la sangre de los jodidos Kartoffelns y sus vísceras os salpican y lo dejan todo perdido a su paso.
Mención especial a cómo está estructurada en partes, a modo de capítulos con título propio, al más puro estilo Tarantino, con un rollo cómic serie b/pulp que le sienta de maravilla.
Sin spoilers, solo os diré tres palabras: mina, bonzo y bomba. ¡Madre del amor hermoso, no puedo dejar de reir!
¡Una gozada, hoygan!