Pues que hace ya unos días que pudimos ver Gladiator II y oye, me ha gustado muchísimo. Puntualización para los quisquillosos: No, no hay comparación con la primera, porque es sencillamente imposible. Paul Mescal no es Russell Crowe, ni Lucio Veto es Máximo Décimo Meridio, y aún así, la película funciona realmente bien, no necesita de explicaciones peregrinas para justificarse y mantiene una coherencia interna con su antecesora bastante bien hilada.
Mescal cumple con su papel y funciona como el héroe que desafía a Roma, siendo la suya una tarea casi imposible, intentando estar a la altura del recuerdo dejado por quien le precedió. Pedro Pascal está soberbio y en estado de gracia, pero quién se lleva TODO el protagonismo es Denzel Washington, que se come la pantalla cada vez que aparece en escena, con un personaje jodidamente brutal. Mención para Joseph Quinn, nuestro Eddie de Stranger Things, y Fred Hechinger, como los Emperadores Geta y Caracalla, uno cruel y ambicioso y el otro un auténtico demente tarado. Connie Nielsen repite en su papel como Lucilla y asume el mismo rol, aunque con una motivación algo distinta.

Cierto es que a qué aunque la historia fluye y engancha, los actores lo clavan y a nivel estético es la leche (la contraposición de la idea de Roma en la primera, con la luz de la esperanza sobre el futuro, frente a la degradación de un imperio en total decadencia y abandonado a su suerte, algo que nivel de fotografía se refleja de un modo espectacular en los colores apagados de esas calles donde campa la miseria), no logra alcanzar esa ÉPICA, esa sensación de grandeza de su antecesora.
Es consciente de que no puede igualarla y por eso toma otra vía. Apuesta por lo visual, por lo físico, por el espectáculo, en absoluto excesivo ni gratuito (con ESA excepción), e intenta encontrar sus propios momentos de gloria en algunos diálogos, que se ofrecen escenas destacables, pero en ningún caso, con la trascendencia de la primera. No hay ninguna frase o sentencia que quede en la memoria colectiva, al menos original. Lo de Fuerza y Honor es ya bien conocido por todos y no recuerdo que haya ninguna otra, salvo la que se refiere a la función de una espada de madera, que admito que tiene su punto.
Pero con todo, pese a las críticas sobre incoherencias cronológicas e históricas, pese a lo distintas que son entre sí, pese a los tiburones (Que sí, que ya lo sé) y pese a todos los «peros» que le podáis buscar, la realidad es que es una muy buena película y dignísima sucesora de una obra maestra irrepetible.