Se acerca el estreno del ¿remake? de El Cuervo, protagonizado por Bill Skarsgård y dirigido por Rupert Sanders, con Zach Baylin y Will Schneider como guionistas, y yo ando entre curioso y atemorizado por lo que habrán hecho con uno de mis justicieros favoritos.
El problema de esta nueva versión es que utiliza a un personaje tan querido, emblemático e idealizado como Erik Draven en lo que se supone, pretende ser una especie de remake del film original, pero que comete el error de mezclar historias y darle a Erik el aspecto de Michael Corby, protagonista de “Wild Justice”, otro comic de la saga del Cuervo, aunque muy distinto en todos los aspectos, que cuenta otra historia con otros personajes y enfoque. Y es ahí que queda una mezcla rara, que no es ni una cosa ni otra.
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Erik era Erik, con su forma de ser, su estética gótica y melancólica, a diferencia de Michael, que tiene otro trasfondo, apariencia y personalidad. Es lo que me chirría. O me haces un remake tal cual de Erik, el rockero o haces una peli nueva adaptando Wild Justice, con sus propias particularidades, pero NO un combinado de ambos que no tiene sentido.
Ojalá me equivoque, pero me da miedo lo que pueda salir de tal batiburrillo. La peli de Brandon Lee, su figura, está tan arraigada en la memoria y en la cultura popular, que va a ser difícil aceptar los cambios y que la nueva peli esté a la altura de un legado como ese. Bill Skarsgård tiene por delante uno de los mayores retos de su carrera y yo tengo sentimientos muy encontrados al respecto.
