Por Fernando Codina
Este fin de semana, aprovechando mi libertad vigilada, he aprovechado para hacer aquellas cosas que más me gustan: dormir, hacer deporte, escribir un rato y, sobre todo y por no variar, ir al cine. Y he visto dos películas, que encarnan lo peor del cine americano y lo mejor del cine francés/europeo. Sí señores: he visto La Torre Oscura y Valerian y la ciudad de los mil planetas. Pero vayamos por partes.
Soy fan de Stephen King desde la primera vez que, a los once años, cayó entre mis manos El Resplandor, cuya lectura tuve que realizar entre el cuarto de baño de mi casa, metido entre las sábanas tras el toque de queda o escondido en la biblioteca del instituto. Mi padre compró aquél libro, y me echó una buena bronca por “perder el tiempo con un libro de mayores”. Desde entonces, he leído todos los libros del Maestro, y he visto todas sus películas. Creo que Stephen King no tiene demasiado éxito con sus adaptaciones: quitando EL RESPLANDOR, CARRIE, MISERY, sin olvidarnos por supuesto de LA MILLA VERDE, CADENA PERPETUA (esta última sobre todo es espectacular) y la imprescindible primera versión de IT, el conjunto es bastante desigual, por no decir rematadamente malo.
Y La Torre Oscura se ha convertido, por méritos propios, en una de las peores adaptaciones de todos los tiempos, en una traición al original y a la que posiblemente sea la mejor saga de King. A lo largo de ocho tomos (más de 4.600 páginas) asistimos a las peripecias del Hombre de Negro, el Pistolero y su “Ka Tet”, en un mundo alternativo y post apocalíptico y en el mundo real. Pues bien, nada de ello queda en la infumable versión que estrenaron este viernes en las pantallas de toda España.
Doy paso a Alejandro Alegré, que ha realizado la siguiente crítica en EL CONFIDENCIAL. “Un chaval llamado Jake (Tom Taylor) sufre pesadillas sobre un mundo paralelo en el que un pistolero llamado Roland (Idris Elba) está enzarzado en una batalla eterna contra un villano conocido como Hombre de Negro (Matthew McConaughey), que controla un ejército de mostrencos ‘minions’ dedicados a secuestrar niños de la Tierra con el fin de usar su poder cerebral para destruir el mamotreto del título, un gran punzón que protege el universo del mal.
Tras cruzar un portal hacia esa realidad alternativa, Jake se encuentra con Roland, y ambos deciden ir a por el Hombre de Negro; en el proceso se dan un paseo por Nueva York, donde el pistolero hará gala de su vis cómica al entrar en contacto con cosas como la Coca-Cola y los perritos calientes. En ningún momento a lo largo de la historia se nos dan razones que justifiquen por qué, a pesar de que Roland es el personaje central del libro y de que está encarnado por una superestrella, la película prefiere poner el foco en un irritante mocoso.”
Y poco más hay que añadir. Es un blockbuster veraniego de estética ochentera, fácilmente olvidable, y que traiciona por completo todo el complejo universo creado por Stephen King. Vamos, que tanto el director como el guionista han olvidado no solamente “el rostro de su padre”, sino incluso la obra de Stephen King que le da su nombre a este proyecto infumable.
Menos mal que el fin de semana ha quedado compensado por un peliculón, Valerian y la Ciudad de los mil planetas. Después del holocausto de La Torre Oscura necesitaba más que nunca una película de calidad, o por lo menos que me entretuviera, y me permitiera asomarme a otros mundos, otras realidades y dimensiones, como se puede esperar de cualquier cinta de ciencia ficción digna de ese nombre. Y Valerian ha cumplido fieramente con aquella premisa.
Es una película europea de calidad superior, que combina un guion brillante, con unos efectos especiales más que sorprendentes, y una dirección poderosa, en la que se nota la mano del magistral Luc Besson.
Al ver el tráiler, me atrajo la estética especial de la cinta, que me hizo recordar la imprescindible EL QUINTO ELEMENTO, una de las para mí mejores películas de ciencia ficción de los últimos treinta años. Sí, vale, soy bastante parcial con este director y con la especial estética que crea en sus películas, pero pienso que VALERIAN Y LA CIUDAD DE LOS MIL PLANETAS tiene todos los ingredientes para convertirse en la mejor película de ciencia ficción que verás en muchísimo tiempo.
Dicen de ella en CINEMANÍA: “En medio de un verano lleno de secuelas y nuevas entregas de sagas mastodónticas, al menos una olropuesta de ciencia-ficción se atreverá a explorar territorio desconocido. Bueno, al menos en pantalla grande: Valerian y la ciudad de los mil planetas llega para adaptar los fascinantes cómics espaciales de Pierre Christin y Jean-Claude Mézières que desde finales de los años 60 relatan las aventuras galácticas de los agentes espacio-temporales Valerian y Laureline.
Luc Besson ha dirigido esta superproducción con Dane DeHaan y Cara Delevingne en los papeles protagonistas, más un despliegue de medios y efectos visuales apabullante. Eso sí, la recepción del filme no puede estar más dividida entre la crítica anglosajona: se acumulan tanto elogios entusiastas como ataques furibundos contra esta primera aventura cinematográfica de Valerian y Laureline.”
Pues bien, yo soy de los que hacen halagos entusiastas, como habrás podido comprobar. Creo que el dúo protagonista tiene una química muy especial, desde los primeros momentos de la película. Atención SPOILER ALERT: y además Cara Delevingne está súper guapa con un bikini que recuerda mucho al de El Quinto Elemento. Y posiblemente pocas actrices habrán tenido que sufrir tantos desastres con su pelo: le escupe un extraterrestre, mete la cabeza dentro de una medusa, le echan por encima zumo de limón para sorberle el cerebro, termina en un basurero…FIN DEL SPOILER.
La estética de la película es muy futurista (no podía ser de otra manera), y la acción te atrapa desde el primero hasta el último momento de la cinta, ciento cuarenta minutos más tarde. Hay un poco de todo: una historia de amor incipiente, un relato del fin de una civilización, criaturas extrañas dentro de la estación espacial. Eso por no hablar del número musical de Rihana: absolutamente espectacular, lleno también de humor y de ternura. Y sin olvidarnos de los efectos especiales, una de las apuestas más sólidas de Luc Besson. Se comenta incluso que este proyecto ya interesó al director hace muchos años, pero que hasta ahora no poseía la tecnología necesaria para hacerlo realidad. Durante esta semana, creo que iré a verla de nuevo, posiblemente en tres d, para disfrutar como un enano.
También cabe señalar que la película está inspirada, de manera bastante literal, en la serie de cómics Valerain et Lauréline, de Jean-Claude Mézières (viñetas) y Pierre Christin (guionista), muchos de cuyos episodios pueden conseguirse tanto en la FNAC como en EBAY. Sinceramente, me he quedado con muchas ganas de conocer más cosas sobre este misterioso universo, al que me he asomado durante más de dos horas, de la mano de Luc Besson, de quien me declaro fan incondicional. Bueno, lo cierto es que ya lo era bastante desde El Quinto Elemento.
En resumidas cuentas, un fin de semana de lo más provechoso en lo que a películas se refiere, y en el que ha habido de todo, desde la escoria (que tal vez guste a quienes no sean fans de Stephen King ni hayan leído ninguna de las novelas que conforman la épica saga de LA TORRE OSCURA), y un PELICULÓN en estado puro como VALERIAN Y LA CIUDAD DE LOS MIL PLANETAS.