Una crítica de Albert Sanz
Nueva visita a los Cinemes Girona de Barcelona, cortesía de los amigos de Alfa Pictures, para ver una enésima película sobre zombis; género ultramachacado pero que en mi caso, siempre tiene un hueco para ver algo nuevo.
Generación Z o The Rezort en su versión original, es la última apuesta del cine británico en cuanto a temática zombi. La película, rodada en gran parte en Mallorca, lleva la firma de Steve Barker, director con poco bagaje hasta el momento, ya que su carrera se limita a algunos cortos y dos películas sobre el nazismo: “Outpost” y “Outpost: Black sun”. Del guión se ha encargado Paul Gerstenberger, escritor cuya experiencia se encuentra en la televisión (“Primeval: Mundo primitivo”, “House of Anubis”, etc) y delante de la cámara se han puesto nombres no muy conocidos como Martin McCann, Claire Goose o Elen Rhys; aunque también hay que decir que el protagonismo principal lo lleva Jessica De Gouw, muy querida por el fandom freak al interpretar al personaje de Helena Bertinelli en la serie Arrow, y que el secundario principal está encarnado por Dougray Scott, a quien le habréis visto como carismático villano en Misión Imposible II o en la serie Hemlock Grove.
Generación Z parte de una premisa sencilla pero con un firme atractivo: debido a un virus, 2.000 millones de personas perecen y vuelven a la vida como zombis, la humanidad logra ganar la guerra y diez años después, los últimos zombis están confinados en una isla en la cual quedaron atrapados. Una empresa logró hacerse con los derechos de explotación de la isla, y en vez de exterminarlos, decidieron crear un complejo hotelero —el Rezort del título original— en el cual la principal actividad son los safaris zombis, que sirven a los participantes como venganza, terapia o simplemente diversión sangrienta. No hace falta que diga (ni hace falta ver el tráiler tampoco para adivinarlo) que algo saldrá mal en la expedición y que un grupo de turistas tendrá que hacer lo que sea para sobrevivir.
El protagonismo se centra en torno a Melanie —Jessica De Gouw—, una joven que no consigue superar la muerte de su familia durante la guerra y a la cual las reuniones para supervivientes traumatizados no consiguen tranquilizarla; así que decide ir a participar en el safari Z, como una especie de cura inmersiva a lo bestia. La acompañará en el viaje su novio Lewis —Martin McCann—, quien sí consiguió pasar página.
Una vez en el rezort se integrarán en un grupo formado por personajes típicos y más planos que un folio; a saber: los adolescentes pajilleros cuya vida gira en torno a los videojuegos y quieren vivir su propio “Call of Duty” en auténtico 3D, la rubia atractiva cuyo novio la invitó al safari Z pero luego la abandonó y el maduro misterioso y duro, que es el único que se ha traído su propia arma, y que por su manera de comportarse y teniendo mejor puntería que Lucky Luke, debe de haber sido soldado/policía/mercenario/asesino a sueldo.
El safari consta de dos partes. Una en la cual los participantes van a una zona con edificios abandonados, y en la que los zombis aparecen por las ventanas atados a postes, como si fuera un campo de entrenamiento militar. Y la otra, creada para gente con poca experiencia, ya que consiste en un valle, miles de zombis, y desde la comodidad de una posición elevada, matar a placer a todos los que uno desee.
Y como he comentado antes, algo saldrá mal, los protagonistas quedarán atrapados en una isla llena de miles de zombis y el gobierno iniciará un protocolo de bombardeo de la isla en pocas horas como método de contención.
Por el momento todo lo que os he comentado es la parte buena, pero no dura mucho. Es decir, está muy bien y es buena idea ambientar la película tras la guerra zombi, pero a excepción de unas imágenes de telediarios al principio, dónde se explican los esfuerzos de la humanidad para resurgir de las cenizas y los miles de refugiados que viven en campos enormes con tiendas de campaña, no se habla mucho más del tema. Todo debemos de imaginarlo en boca de la protagonista, la cual incluso pudiendo matar sin problemas durante el safari, sigue aterrada.
Y ya está. Una buena idea que se diluye poco a poco. Tampoco hay nada muy malo en la película. Los actores lo hacen muy bien pese a la unidimensionalidad de sus personajes así como maquillaje, efectos especiales, fotografía, etc., están a un buen nivel. Tal vez nos encontremos ante una película de serie B pero no tiene apariencia de cutre, en absoluto. El principal problema es la sensación de saber todo lo que va a ocurrir por adelantado, incluso qué personajes van a sobrevivir y quiénes no, o quien tiene la culpa de lo que sucede en la isla. La sensación de déjavù es constante desde el primer minuto, incluso antes de verla, sólo leyendo la sinopsis. Y es más, la “revelación final” tampoco llega a impactar, cuando debiera haber sido el momento de dejar al espectador pegado a la butaca.
Entretiene, no aburre, el nivel de sangre es para todos los públicos, se ve con agrado, pero toda buena idea del principio se va al traste por esa sensación de que has vuelto a ver más de lo mismo. Algunos estaréis pensando que el género Z tiene unas reglas muy marcadas y que es imposible innovar. Es difícil, pero sin salirnos de Inglaterra, ahí está el ejemplo de la maravillosa serie “n the flesh, que tiene sus zombis, su sangre, su drama y sus tiros, y sin embargo, parte de una premisa diferente y los personajes tienen una gran profundidad. Y sí, una serie tiene más tiempo para desarrollar tramas y personajes que una película, pero aún así, ésta Generación Z te deja con la sensación de haber sido poco trabajada y haber tirado por la trillada y fácil senda del clásico survival zombie (o “corre hasta que se rompan las piernas”).
Una pena. Creo que estando como estamos en 2.016, deberíamos como espectadores exigir más. Está claro que Generación Z no ha nacido con la idea de revolucionar nada, pero un espectáculo entretenido no debería estar reñido con un guión más elaborado; elaboración que en esta ocasión ha brillado por su ausencia.
LO MEJOR
- La premisa inicial.
- La idea de supervivientes traumatizados acudiendo a terapia.
- La interpretación de Jessica De Gouw.
- La simple pero sólida y carismática interpretación de Dougray Scott.
- El maquillaje de los zombis.
- Que se rueden producciones extranjeras en España.
LO PEOR
- La unidimensionalidad de los personajes.
- La nula química romántica entre Jessica De Gouw y Martin McCann.
- Que los zombis corran como Usain Bolt pero luego en el valle del safari se queden quietos mientras son masacrados.
- El guión poco desarrollado basado en los tópicos del género.
- La sensación de saber todo lo que pasará sólo leyendo la sinopsis.
LA ESCENA
- La “revelación final” en la que se da a conocer el origen de los zombis (aunque podría haber sido más impactante, la verdad).
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